En verdad me da alivio y tranquilidad
el que durante un tiempo,
aunque se que no por muy extenso,
pueda subsanar o intentar mantener la claridad,
a este sentimiento que me acecha,
cuando a mi tu mirada se acerca
y que me invitan al desalojo
y al desamparo de tus dos verdes ojos.
No quisiera parecer descortés,
Malcarado, engreído o yo que sé,
con alguien con quien tan bien me encuentro,
dueña por momentos de mi sufrimiento
y de la que enamorado o no, es dueña de mi sentimiento.
Ilumina con el fuego de tus ojos mi corazón desvalido
y aunque la triste realidad es que no llegaré a poderte amar,
tan solo con el significado de tu sinceridad
tal vez, algún día podría vivir sereno y tranquilo;
aunque he de decirte que mi sentir,
nunca cambiará, ¡antes morir!.
Porque contra el amor no se puede luchar
y por tanto, no sirve el quererlo vulnerar
o quizás lograrlo esquivar.
Creía que al tener la lejanía de tu presencia,
no tendría por tanto tu penosa,
pero en mi corazón clavada sentencia.
Que sin dudarlo, caminaría tranquilo por tu ausencia.
Pero está claro que el destino es cautivo y juguetón
y por lo que parece, desea llevarme a fusilar sin ilusión,
en el destello de tus verdes ojos, mi triste paredón.
Pese a todo, prosigo,
escalando para llegar a la cima de este inmenso castigo,
que la vida me ha querido imponer,
sin mediar palabra, sin tu cautivo querer.
Es por esto que intento encontrar la solución a esta traba,
que me aflige del todo el alma
y me desmorona toda la posible calma,
sin la ayuda necesaria para llevar tan pesada carga.