Cuentan que en un lejano reino,
invadido por la avaricia, el rencor y la maldad,
habitaba un solo hombre,
al que no había llegado tal magnitud de enfermedad.
Cargado de buenos augurios
y con la claridad de sus pensamientos,
quiso buscar su destino,
para conseguir, la buscada por todos felicidad.
En su bolso de viaje tan solo tres promesas:
Amor, lealtad y cordialidad.
prestos ideales para un verdadero reino que,
ilumine el destino y la desesperanza de los corazones solitarios
buenos y necesitados de la vigorosa esperanza
de inutilizar esta vida tan insana que la amargura cada día proclama.
Inmerso en dicho viaje
recuerda la promesa de encontrar el coraje,
para recomponer moralidad
de ese mundo destruido por el rencor,
que presume de toda su gran popularidad.
Recorriendo el camino,
va divisando presto destino;
primera parada impuesta por lo divino,
socorrer a un hermano moribundo necesitado de un buen amigo.
Sangrantes palabras trascienden de la boca del hermano,
que aunque repugnantes para los oídos del hombre sereno,
trastocan su corazón y después de confesarlo, con serenidad clariana,
posa su mano sobre la frente y le da en confianza el beso necesitado de un amigo.
Inmensa felicidad que produce tal gesto merecido,
que enorgullece el alma del moribundo acaecido
y trastoca los umbrales de la muerte del vencido,
proclamando una paz serena en la muerte del hermano y dejándolo tranquilo.
1 comentario:
Desde ese lejano reino vengo a visitarte y a dejarte mi eterno cariño y mi sincera amistad hoy como siempre mi eterno valenciano quiero que sepas que estoy aqui como la leyenda de ese fiel beso amigo. Te súper quiero. Jazmín Azul
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